viernes, febrero 27, 2009

Dolor y Gloria

Para mi, Darren Aronofsky es uno de esos pocos directores realmente versátiles. Puede cambiar tanto de genero como de estilo visual, y sin embargo cada película tiene ese sabor característico de su filmografía, a pesar de no ser algo tan definido como el trabajo de Wes Anderson, otro de mis directores favoritos.

Su nueva película, The Wrestler (Luchador), me pegó como hace mucho no lo hacia una película. Sabia que era un drama con una ligera cubierta de Lucha Libre, pero esa ligera cubierta es en realidad una denuncia o revelación de lo que hay detrás del glamour e imagen de los luchadores. Aronofsky nos muestra hasta donde llegan esos guerreros del cuadrilátero por su público y mas que nada, para mantenerse vigentes en el espectáculo.

Pero en realidad esa no es la trama de esta película. Son meros pasajes que se necesitan conocer para comprender y crear empatía con Randy "The Ram" Robinson, el personaje atormentado de esta historia que es interpretado magistralmente por el "resucitado" (como la crítica lo llama) Mickey Rourke. Randy es un veterano luchador que vivió su época de bonanza en los ochentas, y que veinte años después sigue aferrándose a ese mundo, aun cuando su cuerpo ya no resiste más los embates de otros gladiadores, ni del tiempo.

Este luchador a duras penas puede subsistir en el mundo: vive en un remolque solo, distanciado de su única hija, tiene un misero trabajo en un supermercado, y por las noches gasta su poco dinero en una stripper, con la que espera llegar a tener una relación sentimental. Aunque su ropa diaria esta remendada y percudida, su vestimenta de luchador esta impecable, cual uniforme de súper héroe. Y de la misma forma, Randy se convierte en otro al vestirla. Su semblante cambia: tiene confianza y seguridad en lo que hace (a pesar que eso signifique usar esteroides y participar en luchas extremas donde acabará malherido), pero sobretodo disfruta de la pasión de sus seguidores y de los momentos en que esta arriba de un cuadrilátero.

Y eso es lo maravilloso de esta película. La dualidad de un hombre y el choque que representa. ¿Cómo puede seguir haciendo lo que más le gusta, cuando su corazón físico no puede llevar el ritmo del corazón emocional?

Durante sus casi dos horas de duración, The Wrestler es una tanda de emociones tanto para el protagonista como para el espectador, quien lejos de sentir pena por Randy, quiere reconfortarlo y aplaudirle hasta el final. Un final muy ambiguo, pues resulta abierto y que cada uno deberá interpretar lo que pasa después de que la pantalla se va a negros y comienzan a correr los créditos. ¿Y saben qué? No tiene la menor importancia. Los últimos minutos, mientras se nos escapa una lágrima, son la gloria.

"¡Ram, Ram, Ram, Ram, Ram!"

1 comentario:

Capitan Wako dijo...

NO se me salian las lagrias desde que wilson se aventuro en las imencidades del oceano en la pelicula "Naufrago" (no recuerdo el nombre en gavacho) ni siuiera llore con 300, pero RAM RAM RAM!!! es la neta, por que no gano!?